lunes, 13 de abril de 2020

Detalles del orizonte

Corre el inalcanzable tiempo tras de mí, yo como un loco intento ser lo más veloz 
posible para que este no logre alcanzarme, pero todas mis luchas son inútiles. Una 
cana comienza a asomarse en mi hasta ese entonces negra barba. Veo con añoro el 
parque donde alguna vez jugué hasta que las energías me faltarán. Es entonces 
cuando pienso que la rapidez del deterioro de la vida es inminente, crudo y abusivo. 
Una tarde, de esas que se disfrutan al caminar descalzo por la orilla de una 
cristalina playa fue cuando sentí que por fin el tiempo era un poco compasivo 
conmigo. No me parecía que mi vida estuviera siendo tan rápida como lo fue ese 
mismo día en la mañana. Podía sentir la arena entre mis dedos, era cálida ya que el 
sol fue abrazador, pero con el agua fría del mar podía caminar sin quemarme. 
A unos veinte metros de mí, estaban una niña y su madre, parecía que comían algún 
tipo de refrigerio mientras esperaban que cayera la tarde. Yo, solo, descalzo y con el 
pensamiento que me ha estado martillando cruelmente la cabeza, ¿será que no he 
sabido vivir como debiera?. 
Cada vez pierdo más y más la mirada sobre el horizonte, intento acercarme al ya 
tenue sol que parece apagarse con las maravillosas aguas de los mares. Es raro 
que, a pesar de que esto sucede todos los días, casi nunca nos detengamos a verlo. 
Casi nunca nos permitimos detener el tiempo, aunque sea en nuestra mente. 
Sigo viendo firmemente el ahora teñido de dorado horizonte. Sigo deteniendo el 
tiempo para poder darme cuenta de lo duradera que es la existencia de mi ser. Me 
siento por fin sereno, alejado de las preguntas vanas que deterioran mi estadía en 
este mundo de maravilla. Me planteo las respuestas de la agresiva pregunta que me 
he hecho todos los días de mi triste vida, entristecida por mí mismo y por nadie más. 
Sé ahora que sí, sí lo he hecho, he vivido como debiera, porque ha sido este mi 
camino, forjado con los detalles que yo he diseñado con el mismo cincel y martillo que utiliza el artista de la piedra. ¡Ya es diferente por fin! Ya comprendo, ya lo 
siento. Por fin no intento huir del tiempo, lo acepto como mi amigo.

viernes, 10 de abril de 2020

Sueños helados

Corre cuando puedas hacelo, siente cuando puedas tocar, acaricia el cabello que tanto adoras de tu amada, dale un beso a tus hijos que ellos ya mil sonrisas te han regalado.
   Esas palabras me decía siempre que podía mientras me visitaba en mis sueños helados llenos de neblina. Me daba su mano pálida y fría apretando muy fuerte la mía, que aún cálida se encontraba. 
   Te juro que no voy a alejarme de ti hasta que tú me lo pidas, me decía. Yo con miedo no sabía si respondía o solo callado me quedaba. 
   ¿Qué puedo hacer para tener un encuentro maravilloso con lo que me rodeará el día de mi partida? Eso pregunté, y me respondió molesta diciendo que no me apresurara. "No busques lo que no se encuentra, porque en la nada te perderías y ya nunca quedaría algún recuerdo de tu alma". 
   Sus palabras me dan miedo y me confortan, me confunden y me atrapan.
   Ha llegado el momento, he corrido cuando pude, sentí cuantas veces toque, de sus hermosos cabellos negros aún percibo en mis manos su roce, y en las lágrimas de mis hijos veo reflejados aquellos besos que ayer les di y mañana no podré.

jueves, 9 de abril de 2020

Lumbre de mezquite

Caminaba ya cansado por su arduo trabajo y con el peso de las ocho décadas y media que lleva recorridas en su pesada vida, misma que estaba llena de polvo, leña, espinas y sudor que se aromatizaba con encinos y mezquites.
   Todo los días es el mismo camino, de su casa al monte y nada más. A él le parece perfecto y desde cumplidos los cincuenta, siempre agradece por abrir los ojos un día más. 
   Cuando era joven corría, hoy solo camina lento pero en cada paso que da puede sembrar la sabiduría que ha adquirido todos los días. Él sabe cuándo lloverá y dónde comenzará a hacerlo, sabe cuándo será buen tiempo para cultivar, sabe cuántos animales serán criados en una temporada, sabe cuándo los hijos, los nietos o los bisnietos necesitan un abrazo, pero, lo único que no sabe es cuánto tiempo más podrá estar de pie un día nuevo.
   Recrea su vida cada vez que enseña, vive todo de nuevo y lo goza o lo sufre cada vez como la primera. Siempre se pregunta, ¿Será vedad lo que he aprendido? O, ¿Será verdad lo que enseño?.
   Él sabe mucho, pero piensa que no sabe nada y a la vez desea aprender todo lo que pueda para crecer del alma. 
   A veces necesita un abrazo, a veces lo recibe y con la alegría más hermosa de la vida sabe cómo agradecer. 
   Sí, el camina ya cansado, pero enseña con su alma que pareciera estar encendida con lumbre de mezquite la cual toda su vida ha cargado.

Tierra roja

1837, año de prosperidad, gozo y buena fortuna. Mi casa, grande y fuerte ha sido construida desde los cimientos con los mejores materiales d...