El verso del alma sola.
Entre panteones divagas por las noches, tus tristes huesos yacen bajo la tierra que sin compasión ya los ha corroído hasta dejarlos en casi nada. Entre las tumbas frías te posas en las noches que sin duda los horrores a tus visitantes les provocas, te meces tan fácil con las brisas de los vientos que los polvos de los suelos ya levantan. A lo lejos pueden oírse unos sórdidos pasos que llenan de memorias de una vida ya pasada y abrumada por tristezas esta misma se acaba. Ya no puedes correr, pero con la magia de la muerte y el encierro tú deambulas como espectro cual si vida te sobrara. Tú misma gritaste ¡no me teman, aquí sigo!, pero con horrores quien te escucha se va y olvida tu morada.

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